Ch. Pozzi
Ch. Pozzi, en Levallois-Perret (Paris) es el importador oficial de Ferrari desde 1968.
Su fundador, Charles Pozzi, contó poco antes de morir la historia de ese negocio…
¡y la suya propia! que están indisolublemente unidas.
“La pasión del automóvil la he tenido siempre, desde que mi tío me llevaba a las carreras
en Montlhery, pero no empecé a correr hasta los 37, una edad a la que la mayoría de los
pilotos actuales se retiran”.
EL VENDEDOR
”En cambio como vendedor empecé muy joven, en 1932 en el concesionario Peugeot de
Neuilly y en 1934 me establecí por mi cuenta vendiendo Talbot, Hotchkiss y Delahaye de
ocasión ¡y con garantía! (una novedad entonces). Me iba bien, pero llego la guerra, y tras
la liberación me fue aun mejor: bajaba en tren a la Costa Azul y compraba coches de lujo
que habían escondido allí durante la ocupación para salvarlos de los bombardeos y de las
requisas, volvía conduciéndolos a Paris y los revendía”.
EL CORREDOR
“En 1946 compre en Niza un Delahaye, pero no podía llevármelo hasta que participara en
el Gran Premio que se celebraba dos días después. En el ultimo momento, su propietario
(y piloto) se rajo y salte sobre la ocasión. Compartía parrilla con Ascari, Villoresi, Sommer
y Nuvolari y en ultimo momento yo también (emocionado) me asusté. Mi mecánico y mis
amigos tuvieron que meterme casi a la fuerza en el coche y terminé 7º y… ¡feliz!. Quince
días después me inscribí en Marsella, luego en Nantes, Milán, Turín… Mi mejor resultado
fue una victoria en el Gran Premio del ACF del 49 y también triunfe en el Gran Premio de
Marruecos del 52, pero dos años después abandoné las carreras”.
EL CONCESIONARIO
“La primera vez que vi un Ferrari fue en el Gran Premio de Turín de 1947 con Sommer al
volante que ganó (yo termine 3º) y en 1952 fui a Maranello acompañando a Frank Picard
que iba a recoger un coche. Allí conocí a “Il Commendatore” congeniamos (soy de origen
piamontés) y el año siguiente importé mi primer Ferrari, un Coupe 2,7. Aun no era agente
oficial, pero me traía unos 10 al año, siempre de la misma forma: cogía el tren nocturno a
Roma, me bajaba en Módena y 2 horas mas tarde salía para Paris por los Alpes, con sol
¡o nieve!. Era fantástico, los clientes estaban encantados (se los dábamos rodados) y mi
relación con Ferrari se afianzó con los años: me invitaba a café en Il Cavallino, o a comer
en su mesa, un autentico privilegio. Un día lo acompañe a probar un 400 en el circuito de
Maranello: conducía muy bien pero tras unas vueltas… quería bajarme”.
LOS CLIENTES
“Por fin, en 1969, me concedió la exclusiva, y para entonces los Ferrari se vendían solos.
Al principio los clientes eran pilotos aficionados, que compraban berlinettas puras y duras
para correr pero a mediados de los 60 llegaron los artistas, los profesionales o industriales
ya maduros (unos 55 años) que buscaban modelos mas burgueses (2+2 plazas, dirección
asistida, aire acondicionado) como recompensa al final de una carrera. Enzo los fabrico a
regañadientes (250 2+2, 330, 365, 400) pero salvaron la empresa, como después los Dino
(246 GT, 308 GT4) que llegaron a una clientela mas joven (unos 45 años) y mas dinámica
(créditos, leasing) que antes se dirigía a la competencia (Porsche, BMW)”.
LOS COCHES
“Yo mismo he vendido esas marcas, pero mi pasión son los Ferrari y cada nuevo modelo
es un acontecimiento. En orden cronológico mis preferidos son el 250 GT “SWB”, el 275
GTB, el 365 GTB (que hice correr en Le Mans) y sobre todo el Testarossa que fue una de
las grandes sorpresas de mi carrera: en el primer mes le hice 5000 km… ¡y rejuvenecí 20
años!. Pero si tuviera que elegir uno seria…¡el ultimo!, el 550 Maranello. Con 485 cv, sus
aceleraciones te clavan al respaldo, frena como un F1 y alcanza los ¡320 km/h!, pero eso
no le impide ser silencioso y confortable. Fantástico, tal vez demasiado para mi que ya no
veo muy bien: hace poco conduje uno hasta Holanda… y me raje a 300”.
CONCLUSION
“Con la edad soy mas prudente y con mi Ferrari 355 no suelo pasar de 230. Tengo
el carnet desde 1926, hago unos 30000 km al año y me lo han quitado varias veces.
¡No quiero perderlo mas!”.
Texto: JR VIDEO