ROLLS ROYCE

CORNICHE
(1966 – 1996)

ROLLS ROYCE CORNICHE I

MOTOR

Tipo: V8 a 90º Longitudinal delantero

Cilindrada: 6750 cm3

Potencia: ?

Par: ?

Transmisión: Trasera A 3 velocidades

CHASIS

Dirección: Cremallera

Suspensión D/T: Independiente

Frenos D/T: Disco

Neumáticos D/T: 235 HR/235 HR 15

DIMENSIONES

Largo-Ancho-Alto: 5,30-1,83-1,52 m

Peso: 2350 kg

Peso/Potencia: ?

PRESTACIONES

Velocidad máxima: 200 km/h

0-1000 m: 32”9

PRECIO

50.000 €  (27/04/2009)

LA GRANDE CORNICHE

“La Grande Corniche”, construida por Napoleón sobre la Vía Julia Augusta, es una impresionante carretera que recorre la Riviera francesa de Niza a Montecarlo, lugar preferido para el ocio por los grandes de este mundo. Y “Corniche” es, también, el nombre de este fantástico Rolls Royce que parece pensado para recorrerla. ¿Solo?

Al menos… ¡sin chofer!

Hasta mediados de los 60, los Rolls Royce eran coches tradicionales, mejor dicho eran… “La Tradición”. Automóviles fabricados por artesanos maniáticos de la perfección, ajenos

a modas y audacias técnicas, desconfiados del progreso si no estaba tan probado como para garantizar la calidad, el buen gusto, la perennidad de sus obras. Hasta aquí el mito.

La presentación del Silver Shadow (1966) supuso la irrupción de la “modernidad” (frenos

de disco, suspensión independiente,…) y una cierta “democratización” de la marca: si el imponente Silver Cloud era un coche impensable sin chofer, el Shadow, de dimensiones

mas contenidas (casi las de un “vulgar” Mercedes), parecía pensado para prescindir de el.

Pero los cambios no se agotaban ahí. El nuevo Rolls tenia carrocería autoportante, una autentica revolución que impedía la habitual costumbre de entregar los chasis “desnudos”

a distintos carroceros, para que fueran “vestidos” al gusto del propietario. Pese a ello, dos

de los mas famosos, James Young y Mulliner Park Ward, se apresuraron a dar su personal versión del modelo en forma de coupe (“two doors saloon”). El de Young no era mas que

un Shadow con 2 puertas y no gusto mucho (50 ejemplares y 15 de ellos Bentley). Pero el

de Mulliner fue un éxito y un año mas tarde se presentaba la versión “convertible”, siendo

incluidas ambas en la gama a partir de 1971 con el nombre de Corniche.

CARACTERISTICAS

El Corniche no es por tanto mas que un Silver Shadow con distinta carrocería. Pero.. ¡que carrocería!. Los mismos incondicionales que refunfuñaron a la aparición del Silver Shadow (línea “pontón”, demasiado cuadrada, proporciones muy “achatadas” de la mítica calandra que se había mantenido sin cambios desde el legendario Silver Gohst) se rindieron ante la serena elegancia del trazo de Muliner, que fluye de proa a popa aligerando las imponentes dimensiones (5,30 m) mediante un grácil quiebro de la línea a partir de las plazas traseras

y un maletero levemente inclinado, claro homenaje a anteriores modelos de la marca. Una carrocería que alía sutilmente tradición y modernidad y que no pierde un ápice de belleza

en la versión “convertible”. ¡Nobleza obliga!.

Ver  Page37352

Noble es también el motor, un V8 a 90º de arquitectura bastante anticuada para su época (1960, árbol de levas central) alimentado por dos carburadores horizontales y acoplado a

una caja de cambios automática de tres velocidades, suministrada por… ¡General Motors!

La cilindrada inicial de 6230 cc pasó a 6750 cc en 1971 con la presentación del Corniche I

y los carburadores SU dieron paso a la inyección en 1987 con la aparición del Corniche II. Como de costumbre, Rolls Royce no consideró de buen gusto comunicar la potencia de

este motor, pero basándonos en el peso y prestaciones del Corniche I, podemos suponer unos 235 cv y un par máximo de 45 mkg. ¿Suficiente?.

Si, pero solo eso, si tenemos en cuenta el peso del conjunto: la carrocería es muy rígida (y pesada) y la mecánica va montada sobre unos chasis auxiliares (delantero y trasero), que permiten combatir el ruido y las vibraciones. La suspensión, de ruedas independientes, ha sido generosamente dimensionada, adoptando un corrector automático de altura mediante bomba y acumuladores hidráulicos (¡patente Citroen!) que garantiza además la asistencia

de los frenos. La dirección es también asistida, hay climatizadores separados, elevalunas, capota, asientos y retrovisores regulables eléctricamente y hay cuero, madera, moqueta… hasta en el maletero. Todo esto se paga en peso (2350 kg) y… en dinero. El Corniche era

el automóvil de serie mas caro de su época, el automóvil de los “elegidos”.

AL VOLANTE

Pero ¿Se siente uno realmente otra persona a bordo del Corniche? Para empezar ya no

se “sube”, como en los modelos anteriores, sencillamente se  “entra” y la habitabilidad no

es muy superior a la de una buena berlina actual. Pero los acabados si: suntuoso cuero de Connolly para el olfato, preciosa madera de raíz de nogal para la vista, flexibles, inmensas butacas para el tacto… La instrumentación es muy completa y fácil de utilizar (¡of course!)

y la posición al volante, correcta y algo elevada, nos permite dominar la situación. Casi sin darnos cuenta, enderezamos el busto, estiramos el gesto y nos ajustamos bien el nudo de la corbata… Una transformación se opera.

Sin prisas prendemos un habano (para el gusto) y accionamos el arranque (para el oído)… Nada, silencio absoluto. Preocupados, engranamos D, pisamos el acelerador y la enorme masa se pone en marcha con la progresividad de un navío. El silencio es total, incluso nos parece oír el mar: pero no, es el silbido del viento en la carrocería, mezclado con el sordo, casi imperceptible, gruñido del V8. Un motor que juega la carta del par y la flexibilidad mas que de la potencia y va acoplado a un cambio automático de desarrollo bastante largo. El conjunto funciona de maravilla y sin tirones, pero los cronos son decepcionantes (0 a 100

en 12”3 y casi 33” para recorrer el primer km), sobre todo si pensamos la gasolina que hay que emplear para conseguirlos: ¡30 litros a los 100 km!. Algo preocupante aunque solo sea por la autonomía que, con un deposito de 108 l, supera apenas los 300 km.

Ver  Fiat X 1/9

A cambio la velocidad máxima es aceptable (200 km/h) y el Corniche responde muy bien

en el “gran turismo rápido” para el que ha sido concebido, manteniendo cruceros de 160 km/h con el confort de un Maharajá. La altura del parabrisas, de las puertas, la esplendida climatización, nos permiten  viajar descapotados y con los cristales bajados bajo un sol de infarto y sin apenas despeinarnos. La dirección es precisa, los frenos potentes, el cambio automático es casi imperceptible. Resultado: no conducimos, nos dejamos conducir… El Corniche gira rápido, sin esfuerzo, sin excesivo balanceo pese a su peso imponente y su único defecto es una excesiva tendencia a clavar la nariz en la frenada, algo que puede incomodar a los pasajeros y recordarnos que como cualquier Rolls Royce, no esta hecho para llevarlo a tumba abierta. Conviene mantener con el una relación cortes, confiada, si, pero sin excesiva familiaridad y su ritmo preferido es la balada, a ser posible acompañado

y cerca de la Costa Azul. Así, esta vez si, podremos oír… el mar.

COMPRAR UNO
¿Qué son 13 años para un automóvil que estuvo en producción durante mas de 30 y sin apenas cambios (parachoques, salpicadero y… poco mas)?. Sin embargo en esos años el Corniche evoluciono técnicamente para mejor: dirección de cremallera (77, imprescindible) inyección y ABS (87),… Escoger la mejor versión es por tanto cuestión de prioridades: por estética son preferibles las primeras, por comportamiento las ultimas y por el precio todas. Por 50.000 € puede encontrarse un ejemplar de cualquier época en buen estado. 

Otro asunto es el consumo (prohibitivo, ¡30 litros!) y las reparaciones, tan costosas o mas

que las de un Rolls actual. El primer consejo es por tanto comprar… el mas caro, que en buena lógica debe estar impecable. Compruébenlo. Y huyan de los ejemplares importados

de Norteamérica: normalmente han tenido el mismo mantenimiento que un Chevrolet, y un Chevrolet en USA tiene el mismo mantenimiento… que una nevera.

CONCLUSION
Como los grandes vinos, el Corniche conserva intactas sus cualidades y ha ganado con la edad. Majestuoso, imponente (sobre todo en versión “convertible”) simboliza toda una época, una manera de vivir y la idea que todos tenemos del lujo, inútil, despreocupado, derrochador y, por eso mismo, muy atractivo. ¡Un seductor!.

PRODUCCION
MULLINER 2 D SALOON (1966-1970) :                        568 ej.

MULLINER CONVERTIBLE (1967-1970) :                      505 ej.

CORNICHE I 2 D SALOON (1971-1980) :                    1.090 ej.

CORNICHE I CONVERTIBLE (1971-1986) :                 3.239 ej.

CORNICHE II, III, IV, S CONVERTIBLE (1987-1996) :   1.930 ej.

TOTAL :                                                                      7.332 ej.

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